La importancia de educar en la naturaleza

Bajo la premisa de que «nadie ama lo que no conoce», Marlene Gras, integrante de Mujeres Unidas por la Educación (MuxEd), asegura que muchas veces, cuando se habla de “aprender” o “educar”, la mente va directamente al aula o a la computadora, pues el aprendizaje se sitúa en espacios cerrados; incluso parece normal enseñar las partes de la planta directamente de la ilustración de un libro, cuando sería más sencillo salir al patio escolar y observar. Y si bien hacer uso de imágenes, ilustraciones y modelos es una práctica deseable, es indispensable acompañarla de experiencias vivenciales, pues no es lo mismo leer sobre la energía que generan los molinos de viento que sentir la fuerza del viento en la cara y luego generarla armando un dispositivo sencillo. De esta manera, cuando la educación en la naturaleza se acompaña de procesos de reflexión –agrega– además de ser clave para el futuro sostenible y parte fundamental de la educación ambiental, brinda oportunidades verdaderamente significativas para desarrollar relaciones positivas con el ambiente, con los otros y con nosotros mismos.

Marlene Gras enlista algunos beneficios:

  • Se promueve el desarrollo integral de los estudiantes en las dimensiones sociales, académicas físicas y psicológicas.
  • Se incrementa la calidad de vida y la interacción social.
  • Se motiva a la actividad física.
  • Se fomenta la inclusión de personas con discapacidad
  • Se propicia la educación intercultural, facilitando la integración de usos, costumbres y aprendizaje contextualizado.

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