La educación inclusiva

Transitar de la educación especial a la inclusiva implica apuntar hacia la igualdad de oportunidades y participación plena de todas las personas y para logarlo se requieren incluir acciones diferentes y específicas para un grupo de educandos. Así lo afirma Gabriela Tamez, quien explica que la educación inclusiva debe influir en la educación que reciben todas y todos los educandos y reconocer que algunos requieren algo más o diferente –equidad–. La educación que requieren las niñas, niños, adolescentes y jóvenes (NNAJ) con discapacidad, implica que cualquier educador comprenda, valore y respete el ritmo y estilo que tiene cada uno de sus estudiantes para desplazarse, moverse, leer, escribir, comunicarse o aprender algo nuevo. La autora sugiere que el educador debe brindar los siguientes apoyos que estén a su alcance como:

  • Otorgarles más tiempo.
  • Incluir ayudas técnicas en su didáctica.
  • Evaluar los logros desde el reconocimiento de capacidades.
  • Realizar los ajustes razonables en los casos que se requieran.

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