Estudiantes con un alma e historia propia

Cada uno de los estudiantes tiene un alma y una historia propia; “estas almas se nos confían para nutrir y desarrollar los dones que Dios les ha dado y descubrir el propósito de sus vidas y el plan de Dios para ellas”. El arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez, reflexiona en torno a la labor de los maestros, en particular de los educadores católicos. Advierte que es cierto: “queremos que nuestros estudiantes aprendan lo que necesitan saber para tener una carrera. Pero también queremos llevar a nuestros alumnos a la sabiduría”. Y añade: “sabiduría significa saber cómo vivir en el mundo, y para qué vivir, y por qué. Significa ser dueños de nuestra libertad, poder controlar nuestros pensamientos y acciones; es un entrenamiento en nuestros deseos, para que queramos lo que es verdadero, bueno y bello. Significa vivir con amor y un sentido de asombro y gratitud por el regalo de la creación. Todo lo que hagamos en el salón de clases debe ser para abrir el corazón de nuestros jóvenes para que sepan que Él es el camino, la verdad y la vida”.

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