El Educador por excelencia

Dios es el Educador por excelencia pues “ningún educador ha tenido nunca tantos miramientos con el hombre como Dios que murió por él. Dios Amor ha elevado al hombre, a cada hombre, a la dignidad altísima del hijo y heredero”. Para el profesor Valmore Muñoz, Dios es el Educador que reconoce al hombre, a cada hombre, en su identidad única e irrepetible, que exalta al hombre. «Allí su visión sobre la misión educativa». Al citar a la docente italiana Chiara Lubich, refiere que el «Jesús abandonado» es la figura del ignorante, del necesitado, del inadaptado, del incapacitado, del no amado, del desatendido, del marginado, “de todas esas realidades o experiencias humanas y sociales para las que se requiere –más que para otras– una educación urgente y especial”.

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