Educar en la fe a edad temprana

Diversos estudios revelan que al comenzar la educación en los primeros años de la infancia del niño (a partir de los 5 años) obtendrá un mejor desarrollo mental, emocional y cultivará relaciones sanas en la familia, en el trabajo, en la sociedad y en la comunidad cristiana. Esto se debe a que el cerebro se encuentra en el periodo más sensible del desarrollo: durante el cual la intervención y la estimulación en un entorno de aprendizaje juegan un papel decisivo que afecta las etapas posteriores. Por ello, en la catequesis de la iniciación cristiana se atiende gradual y progresivamente su desarrollo afectivo y espiritual, ya que un niño que se siente seguro y feliz es un niño que estará abierto a oportunidades de aprendizaje ya que aprendió a creer y a confiar en Dios y a creer y confiar en sí mismo.