Educar como María
Los modelos bíblicos pueden proporcionar magníficas orientaciones para establecer relaciones educativas poderosas y fecundas. Así lo sostiene el profesor Javier Cortés en un artículo publicado en la página en internet de Religión y Escuela. Advierte que un buen educador difícilmente dejará de admirar las maravillosas dinámicas educativas que se esconden detrás de la pedagogía de Dios. En ese sentido -dice- «emerge con fuerza y con personalidad propia la figura de María». El profesor Cortés destaca que María «no es el maestro al que todos siguen: más bien se sitúa de manera atenta en medio de la comunidad. Su calidad de educadora se decanta más hacia la presencia silenciosa pero actuante que hacia la palabra magisterial». Y «aquí una primera invitación a nuestro ser de educadores cristianos inspirados en María: cultivemos la presencia». Señala que a veces los educadores «corremos el peligro de creer que hemos cumplido ‘porque les hemos dicho lo que teníamos que decirles’. Quizá no se trate tanto de decir sino de estar para crear complicidades más empáticas que racionales, sobre todo en lo que tiene que ver con el sufrimiento y el dolor».
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