Educación para el corazón

Una educación para el corazón era lo que parecía buscar la Madre Félix al apuntar en «la necesidad de establecer un proyecto educativo centrado en Cristo: una educación cristocéntrica». Así lo señala el profesor Valmore Muñoz, quien explica que la Madre Félix apuntaba hacia una educación que estuviera impregnada de la dulzura de Jesucristo, convertida en salud del corazón, de la libertad y de todo. La Madre Félix, dijo el profesor, estaba «en línea directa con las ideas pedagógicas de san Agustín y san Ignacio de Loyola», respecto a que «Jesús es origen y la cima de la educación, alfa y omega de la existencia, pues por su imitación, la vida humana se aproxima a la perfección divina». Para la Madre Félix, Cristo es «pináculo de todo lo que es; Luz, Belleza, Verdad, Bondad, Amor; es Dios verdadero y Verdad de Dios. Jesús es camino que muestra la plenitud del hombre, es decir, un proyecto educativo que promueva la dignidad humana como la consideración del valor infinito de la persona, por el mero hecho de ser persona, más allá de su origen, raza, edad o condición particular».

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