Docencia: Vocación y ética
¿Para qué enseñamos? Ésta es una pregunta que todos los educadores nos deberíamos hacer constantemente. Álvaro Marchesi reflexiona que se trata de una de las profesiones más arduas, pero satisfactorias que existen, ya que tenemos entre nuestras manos la educación de otras personas. Es nuestro deber impulsar su desarrollo y servir de ejemplo vivo de lo que es llevar una vida buena. Esto implica una gran responsabilidad y también un profundo sentido moral de la profesión. Como estudiantes, siempre es evidente cuando un profesor busca el bien de sus alumnos y está interesado en que éstos aprendan y se perfeccionen. Es, por ello, fundamental reflexionar siempre sobre nuestra práctica y tener a la ética presente como brújula en nuestro actuar.
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