Superar las adicciones
La vida de los santos y beatos puede ser una fuente de inspiración para quienes se sienten desanimados e impotentes ante sus adicciones. “Son un recordatorio de que ninguna vida se rompe para siempre y que, con nuestra voluntad, ¡Dios puede transformarlo todo!”. En un artículo publicado en el sitio en internet Aleteia, Theresa Civantos Barber alude al ejemplo de cuatro santos, cuyo testimonio demuestra que, a pesar de los fracasos, los pecados y las adicciones, las personas siempre pueden cambiar y santificarse. El primer ejemplo es Santa Mónica (331-387), quien oró al Señor y fortaleció su voluntad para corregir su adicción al alcohol. Otro santo fue San Vladimir (958-1015), quien tras su conversión a la fe cristiana abandonó vicios como la depravación moral y la lujuria. San Bruno Seronuma (1856-1886) dedicó tiempo a la oración y penitencia controlando así su adicción al alcohol y su carácter violento. El beato Bartolo Longo (1841-1926) experimentó con drogas y se volvió adicto; con las oraciones propias y de su familia dejó esos vicios y el resto de su vida la dedicó a enseñar el poder de la oración y el Rosario.
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