La humildad
El Papa Francisco explica que una virtud que no forma parte de la lista de las siete virtudes cardinales y teologales, pero que está en la base de la vida cristiana es la humildad. Detalla que la humildad devuelve todo a su justa dimensión: «somos criaturas maravillosas pero limitadas, con virtudes y defectos». Para el Papa, la humildad es la puerta de entrada de todas las virtudes; «es lo que nos salva del maligno y del peligro de convertirnos en sus cómplices. Y la humildad es la fuente de la paz en el mundo y en la Iglesia. Donde no hay humildad hay guerra, hay discordia, hay división. Dios nos ha dado ejemplo de humildad en Jesús y María, para que sea nuestra salvación y felicidad. Y la humildad es precisamente la vía, el camino hacia la salvación». El Papa refiere que en las Bienaventuranzas, Jesús menciona algunas actitudes que nacen de la humildad, como la mansedumbre, la misericordia y la pureza de corazón. Esta disposición interior -añade el Papa- «nos ayuda a combatir el orgullo y los delirios de grandeza que tantas veces surgen dentro de nosotros. Para ahondar en esta virtud contemplemos a la Virgen María, modelo de humildad y pequeñez».
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