Familia y escuela. Un binomio que urge fortalecer

Es sabido que de la estabilidad o desestabilidad de la familia depende en gran medida el desempeño de los estudiantes: las rupturas matrimoniales y la entrega exhaustiva de la vida del padre y de la madre al ejercicio de la profesión dejan secuelas psíquicas, afectivas e incluso espirituales en los hijos, pero también les impide ejercer un serio compromiso educativo. Adicionalmente al contexto educativo provocado por la pandemia del Covid-19, las nuevas tecnologías y su influencia mediática en la educación de niños y jóvenes ha creado en una gran parte de las familias la experiencia de incapacidad o impotencia para educar adecuadamente a sus hijos y dotarles de principios, valores y actitudes que posibiliten su normal desarrollo. La doctora Norma Peschard, en un artículo publicado en la página web de la Arquidiócesis de Tlalnepantla, explica por qué cada vez es más necesaria una acción coordinada de la comunidad educativa con la familia y las demás instancias de la sociedad. «Si esto se logra –dice– la educación católica será factor de unidad e impulso de fraternidad por el bien de cada uno de los alumnos».

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