Educar: un acto de amor

Educar es un acto de amor, así lo afirma el profesor Valmore Muñoz Arteaga, quien destaca: «He allí lo vital de la presencia para el ejercicio educativo». La presencia -dice- posibilita «la explosión de la mirada: ese descubrimiento del otro. La posibilidad de establecer, si se quiere, una mística de la mirada». El ejercicio docente -asegura- «necesita de la presencia de aquel que más se quiere». Para el profesor Valmore, la educación ha venido perdiendo «toda noción intuitiva renunciando al asombro que posibilita el conocimiento. Ha perdido esa noción poética que la impulsa a la inspiración y al entusiasmo». Concluye su reflexión al citar lo dicho por el escritor Antonio Machado: «Dice la razón: Busquemos la verdad. Y el corazón: Vanidad. La verdad ya la tenemos. La razón: ¡Ay, quién alcanza…la verdad! El corazón: Vanidad. La verdad es la esperanza. Dice la razón: Tú mientes. Y contesta el corazón: Quien miente eres tú, razón, que dices lo que no sientes. La razón: Jamás podremos entendernos, corazón. El corazón: Lo veremos».

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