El arte en la educación favorece la comprensión que los estudiantes tienen de sí mismos, pues narran una historia pictórica real sobre su vida y su existencia. Así lo asegura la profesora Teresita Hernández, quien destaca que de esta forma los alumnos entran en un diálogo interno que ayuda al auto descubrimiento por medio de la imagen, y además «identifican y reflexionan acerca de logros cotidianos, académicos y emocionales, así como los aspectos que inciden en estos y los retos que tienen para valorar su nivel de independencia y replantear sus metas». Señala que el arte plástico es una herramienta visual que los estudiantes necesitan y disfrutan, porque se expresan de manera pictórica, escrita, verbal y matemática. «Para impulsar las habilidades que adquieren al ponerla en práctica, es necesario dar a conocer el trabajo y la parte creativa de las niñas y los niños». Por ello, una vez que los alumnos han concluido su proyecto y está la disposición, la seguridad y el interés de compartirlo, lo hacen con sus compañeros a manera de círculos de lectura de grupo. «También, dan su mensaje de vida y lo comunican a las madres y los padres en alguna exposición o café literario».

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