Adviento y cambio

En este tiempo de Adviento es posible transformar ese pequeño o gran defecto conductual, «no esencial, que nos aleja del pesebre de Dios en nuestro interior y que nos entrampa en los vínculos con los demás y la creación». En un artículo la licenciada Trinidad Ried señala que para lograr ese cambio es necesaria una reflexión honesta con nosotros mismos, además de «la visión crítica de alguien que nos conozca en profundidad y que tenga el coraje para mostrarnos nuestra debilidad». Se trata -dijo- de un trabajo emocional y espiritual, además de un arduo trabajo a nivel psicológico y espiritual. «Ya sea solos o acompañados de alguien más, dependiendo de su complejidad, para comprender sus orígenes, sus modos de funcionar, sus coletazos y, sobre todo, cómo los podemos prevenir antes de que hagan estragos en nuestro bienestar general». Será importante trabajar con la respiración, la atención, la flexibilidad y los cuidados que permitan crear nuevos caminos neurológicos para así modificar nuestras emociones y pensamientos y viceversa. «Será un entrenamiento de ir y venir virtuoso, hasta aprender una nueva conducta y fijarla a nivel físico y psico-espiritual».

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