La madre: la primera educadora
La madre representa las raíces familiares y hace que todo el entramado del árbol familiar, tenga sus sustentos en esas raíces. Por eso dejan una impronta imborrable en la educación de los hijos, que se va consolidando a medida que van pasando los años, donde la madre ejerce su función insustituible de educar a los hijos. El espíritu y la educación de la madre dominan en los hijos, principalmente hasta la adolescencia, creando los cimientos necesarios, para la vida que va a tener que llevar. Las madres han sido, son y serán siempre, las multiplicadoras de la felicidad y del bienestar de los hijos. La madre en la educación religiosa y formación de costumbres, desde la cuna, es su principal inculcadora en los hijos.
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