El lugar del aprendizaje
«La familia es (o debiera ser) el lugar gratuito e incondicional en donde refugiarse, en donde simplemente se es sin prejuicios ni valoración moral. El lugar del aprendizaje para la vida en donde se convive con los límites, el esfuerzo, el respeto mutuo, la escucha, las frustraciones, los logros, las alegrías y las tristezas. Es un espacio de entrenamiento para la sociedad. Es el lugar de origen, preservación y desarrollo de la vida». Así lo asegura Silvia Somaré en un artículo en el que recuerda que la familia es definida como la célula más importante que forma el tejido social, «somos una gran familia humana resultante de un entramado de lazos de sangre y afecto». Somaré hace hincapié en la familia de Jesús con su padre José y su mamá María. Una familia -recuerda Somaré- «cuya mamá siempre corría para servir a los más frágiles, que estaba atenta a la voluntad de Dios, un papá trabajador, tierno esposo, preocupado y ocupado por los suyos. Una familia con Dios en medio que lo educó en la fe, que le puso límites, que lo acompañó, comprendió y amó. Una familia en donde el ser estuvo siempre por encima del tener o el aparentar».
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