El cansancio en el educador

En el ámbito educativo hay tres tipos de cansancio: físico, mental y afectivo. Así lo expresa el profesor Javier Cortés, quien explica que «en el caso de nuestro trabajo como educadores cristianos, puede darse un cansancio que se sitúa en niveles más profundos de nuestra existencia: es la acedia que tan bien ha descrito el papa Francisco. No se trata del cansancio feliz por la obra hecha con esfuerzo pero disfrutada, sino más bien de un cansancio triste y pesado». Las causas de ese cansancio pueden ser muy variadas, «todo apunta a la pérdida de motivación intrínseca de nuestra labor como educadores, y todos sabemos que cuando la intrínseca se pierde no hay motivación extrínseca capaz de restaurarla». Ante ello aconsejó reconstruir la vocación; «no es fácil porque la vocación, como todo sentimiento, ha de ser cuidada y, si ese cuidado no se ha dado sino que nos hemos sumergido en la vorágine del activismo o de la presión de la innovación rápida, entonces hay que acudir a las fuentes profundas del sentido de nuestro ser educadores. Habrá que volver a contemplar y sentir al maestro que nos hace discípulos y recuperar nuestro ser de discípulos amados».

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